Petróleo y Gas

Gasoducto de Vaca Muerta: ¿Y dónde está el dinero?

Energía Argentina (ENARSA) continúa licitando etapas del gasoducto Presidente Néstor Kirchner pero carece de los fondos para pagarlas.

La compañía Energía Argentina (ENARSA) lanzó una nueva licitación para adquirir dos turbocompresores para el gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) a pesar de que, hasta el momento, carece de los fondos asignados para llevar adelante ese proceso.
La empresa estatal sigue sumando gastos a cuenta y agrandando su agujero presupuestario que, con este nuevo contrato, superaría los 126.381,02 millones de pesos (917,58 millones de dólares a la cotización oficial de hoy).
A esto, habría que sumarle la obra civil de las dos plantas compresoras, que aún no fueron licitadas. Si se toma como referencia el valor adjudicado en el renglón 5 para una instalación similar en el gasoducto Mercedes-Cardales, su precio podría alcanzar los 31.016,73 millones de pesos (225,19 millones de dólares).
De esta forma, el déficit presupuestario que tendría la empresa energética estatal para llevar a cabo las obras podría elevarse a unos 157.397,75 millones de pesos (1.142,77 millones de dólares).
Los números de ENARSA para la totalidad del proyecto nunca fueron transparentes, ya que jamás publicó cuáles serían los gastos que cubriría con los 178,978 millones de pesos (1.299,44 millones de dólares) que le asignó el gobierno nacional para este fin.
Sin contar este nuevo contrato, la compañía tiene, hasta el momento, un agujero de 125,31 millones de pesos (909,83 millones dólares) en su caja ya que acumula gastos asignados por un total de 304,29 millones de pesos (2.209,27 millones de dólares).
Hasta el momento, ni ENARSA ni el gobierno nacional anunciaron de dónde saldrán este dinero que deberá ser abonado antes de fines del año que viene, si es que se cumplen las metas de que el gasoducto esté terminado para el 20 de junio de 2023.
“El Estado garantiza que tiene los fondos para sostener esta obra”, afirmó el ministro de Economía, Sergio Massa, el 10 de agosto, durante el acto realizado en la localidad bonaerense de Salliqueló, en el que se firmaron los contratos para la obra civil.
Sin embargo, nunca detalló de dónde los sacará, más aún cuando busca impulsar un programa de recortes de gastos públicos. El gobierno podría incluirlo en el proyecto de ley de Presupuesto Nacional 2023, que enviará al Congreso el 15 de septiembre, pero corre el riesgo de que le ocurra lo mismo que el año pasado y que sea rechazado por la oposición, con lo que se quedaría sin financiamiento para realizar los trabajos.

La nueva licitación
ENARSA lanzó el 19 de agosto el concurso de precios GPNK 009/2022 para adquirir dos turbocompresores, que serán instalados en las futuras plantas compresoras que se construirán en cada extremo de la primera etapa del gasoducto Néstor Kirchner: una en Salliqueló y la otra en la localidad neuquina de Tratayén.
Este es un esquema similar al que utilizó la empresa estatal de energía para la construcción del GPNK ya que dividirá en dos compulsas separadas la compra de los equipos y la obra civil.
El proceso se realizará a contrarreloj ya que las compañías tendrán tan solo catorce días para preparar sus propuestas ya que ENARSA les dio hasta el 2 de septiembre como fecha límite. Ese día, abrirá los sobres.
Cada uno de los turbocompresores estará compuesto por turbinas a gas de ciclo simple, doble eje, de tipo industrial para servicio continuo de 24 horas por día, que deberán ser instalada en el interior de casetas insonorizadas, y “acopladas a compresores centrífugos para comprimir gas natural”.
A su vez, las ofertas deberán incluir un “Paquete de Asistencia Técnica”, con el objetivo de “asegurar la función y el correcto funcionamiento y performance para los cuales fueron diseñados y fabricados” estos equipos.
Los turbocompresores deberán ser entregados en el puerto bonaerense de Bahía Blanca el 1 de abril de 2023, para el caso del de Tratayén, y el 15 de mayo, para el de Salliqueló, y no podrán ser embarcados después del 15 de febrero y el 30 de marzo respectivamente.
Para esto, ENARSA destinó un presupuesto total de 25,84 millones de dólares (12,92 millones cada una), que incluye el costo de los equipos, el seguro y el flete (CIF, por sus siglas en inglés).
Como los turbocompresores se fabrican en el exterior, la empresa energética estatal quedará a cargo de todos los trámites, gestiones y erogaciones vinculadas con el proceso de importación, incluyendo el pago del IVA.
Las empresas deberán incluir en sus propuestas tanto el ítem correspondiente a los equipos como el de la asistencia técnica, ya que quien no lo haga quedará descalificada. Las interesadas podrán participar en la compulsa de los de Tratayén, de los de Salliqueló o de ambas, en forma indistinta.
Las cotizaciones podrán realizarse tanto en dólares como en pesos. En el caso de que una empresa extranjera lo haga en la moneda estadounidense, ENARSA le abonará con billetes físicos. Ahora, si la compañía es local, lo hará en pesos al tipo de cambio vendedor establecido por el Banco Nación para el día del efectivo pago.
En el caso, de que los contratos sean total o parcialmente en la divisa nacional, se le aplicará el Régimen de Redeterminación de Precios de Contratos de Obra Pública y de Consultoría de Obra Pública.
Para el “Paquete Turbocompresor”, los materiales ponderarán un 70% y la mano de obra equivaldrá a un 15%. En ambos casos, se ajustarán mediante los ítems correspondientes del Índice del costo de la construcción en el Gran Buenos Aires (ICC). Finalmente, el combustible representará el 15% restante.
En el renglón “Paquete de Asistencia Técnica”, las cifras serán diferentes, ya que sólo estará compuesta por los costos del capital humano, que se calcularán con el mismo indicador que en la anterior.
ENARSA se comprometerá a abonar un anticipo financiero de hasta el 30% del precio total del contrato, que será desembolsado quince días corridos después de que se firme el contrato correspondiente.
En caso de que la propuesta más baja supere el 20% del presupuesto oficial tras las actualizaciones, la empresa energética estatal podrá pedirle al oferente que la mejore o rechazarla por inconveniente.

Por Hernán Dobry

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