Roch negocia contrarreloj con sus acreedores la restructuración de su deuda de 18,40 millones de dólares con vencimiento en 2020 que tiene con bonistas y bancos locales para evitar entrar cesación de pagos, afirma una fuente cercana a la petrolera controlada por la familia Chacra.
“Estamos analizando todo tipo de alternativas, pero esencialmente les estamos pidiendo a los acreedores que nos den plazo para que podamos cumplir con nuestra deuda como lo hemos hecho siempre”, señala.
Las negociaciones se dividen en dos grupos por su característica y complejidad. La primera y más compleja es la que están manteniendo con los bonistas y, la segunda, que ya está prácticamente acordada, con los bancos.
Roch precisa estirar los vencimientos porque se vio asfixiada financieramente luego de sufrir una especie de tormenta perfecta cuando debió dejar de exportar petróleo por barco en septiembre, a lo que se le sumó la cuarentena que frenó sus ventas a la Empresa Nacional de Petróleo (ENAP), en Chile, y la caída del precio internacional del crudo.
“Veníamos pagando vencimientos, regalías y a proveedores en diciembre, enero, febrero, marzo, pero desde septiembre hasta ahora estamos sin recibir plata. Por eso, necesitamos postergar vencimientos hasta fines de 2021 o principios de 2022 porque, para ese momento, va a estar normalizada la actividad de crudo. Necesitamos plazo y tasa”, explica.
El tiempo apremia ya que el 18 de junio vencen sus obligaciones negociables (ON) Clase 4 de 5,22 millones de dólares con tasa del 9,65%, monto al que se le deben sumar 503.302 dólares correspondientes a los intereses.
A esto, se la suman los 2,92 millones que debe pagar el 15 de julio y el 15 de octubre del cupón y la primera cuota de la amortización de sus bonos Clase 5 de 8 millones de dólares con tasa del 14% y vencimiento el 15 de abril de 2021, respectivamente.
La compañía también deba abonar cerca de 800.000 dólares por mes correspondientes al capital y los intereses de sus ON privada de 5 millones de dólares con tasa del Libor + 6,75% y vencimiento el 13 de junio de 2020. El 6 de marzo había llegado a un acuerdo con los acreedores para postergar las correspondientes a noviembre, diciembre y enero hasta el 13 de septiembre de este año.
La compañía confía en que la próxima semana podría tener novedades al respecto ya que las negociaciones están avanzadas. El mayor problema que se le está presentando es en contactar a los inversores minoritarios para saber con qué nivel de aceptación cuenta para su propuesta, aunque al menos 50% de sus títulos sabe que están en manos de un fondo local.
Roch no sólo precisa postergar sus vencimientos, al menos, hasta fines de 2021 sino que, además, obtener tasas razonables que le permitan cumplir con sus obligaciones sin problemas. Por eso, desde la petrolera, señalan que no pueden pagar interese por encima del 10%. “Lo razonable sería que se ubiquen entre el 6 y el 8%”, destaca la misma fuente.
Una de las alternativas que les plantearon a los acreedores, y que está siendo analizada, es emitir uno o más bonos con los plazos y tasas solicitadas para canjéaselos por las actuales ONs y, de esa forma, limpiar sus obligaciones de este año y el próximo.
Por esta razón, su Directorio aprobó el 27 de mayo un programa global de deuda de 50 millones de dólares no convertibles en acciones que la compañía podría utilizar para llevara adelante esta opción, en caso de ser necesaria.
La segunda parte de la negociación es la que está más avanzada ya que los bancos Ciudad, Macro, Itaú y Tierra del Fuego ya aceptaron postergar los vencimientos de los créditos por cerca de 8 millones de dólares que la compañía tomó en los últimos tiempos.
Roch había obtenido un préstamo amortizable de 1 millón de dólares con tasa Libro + 5% y vencimiento el 18 de mayo (debía 500.000), uno amortizable de 1,70 millones con tasa igual a la mayor entre 7% y la tasa Libor + 5% y vencimiento el 17 de mayo de 2021 y uno de 1,30 millones con tasa Libor + 6% y vencimiento en 18 de diciembre de 2021, garantizado con las ventas realizadas a Compañía Inversora de Energía “CINERGIA).
A su vez, el Banco de Tierra del Fuego le otorgó un crédito de 2 millones de dólares con una tasa del 7,50% y vencimiento el 20 de mayo de 2021, con amortización francesa en 24 cuotas iguales a partir del 20 de mayo de 2019.
La compañía también consiguió un préstamo amortizable de 800.000 dólares con tasa Libor + 9,75% y vencimiento el 20 de diciembre de 2021 del Banco Itaú Argentina, uno de 200.000 con tasa del 12% y vencimiento en 20 de junio de 2020, garantizado con las ventas de crudo María Inés a Pan American Energy (PAE), y otro amortizable de 2 millones con tasa Libor + 9,75% y vencimiento el 4 de febrero de 2022, respaldado por las operaciones realizadas con PAE y Rafael Albanesi.
Finalmente, Banco Macro le otorgó un crédito de 35 millones de pesos con y vencimiento el 31 de marzo de 2020, garantizado por los negocios con Camuzzi Gas Pampeana.
La tormenta perfecta
Los problemas de Roch comenzaron en septiembre cuando quedó fuera de servicio la monoboya de la Terminal Cruz del Sur por medio de la cual la compañía cargaba el crudo que producía en Tierra del Fuego en barcos con destino al mercado internacional.
Esto provocó que tuviera que reducir la producción de su yacimiento San Martín en la provincia de 1.000 a 775 de barriles de petróleo equivalente (boed). En 2019, sus exportaciones desde la provincia representaron el 45% de sus ingresos totales.
Desde ese entonces, esa vía de salida se mantuvo cerrada ya que la cuarentena dificultó la obtención repuestos para su reparación, tarea que se retomó a fines de mayo. Según le notificó YPF, los trabajos y las pruebas estarán concluidos para fines de julio y en agosto llegará el primer barco que cargará lo almacenado por la petrolera controlada por el Estado.
Roch recién podrá tener una bocanada de oxígeno en septiembre cuando pueda inyectar su crudo en el segundo navío, que cuenta con una capacidad de 60.000 metros cúbicos y arribará en esa fecha a Tierra del Fuego tras una escala en Loyola. En la actualidad, cuenta almacenados 14.000 metros cúbicos en Cruz del Sur.
La empresa espera exportar este petróleo aprovechando que el gobierno nacional eliminó las retenciones mientras el precio del Brent se encuentre por debajo de 45 dólares por barril. Así, estima que podrá hacerlo a valores de Brent menos una quita de 6 dólares por calidad (cercano a los 30 dólares), resalta la misma fuente.
En cambio, los 53 metros cúbicos de crudo que tiene almacenado en la planta de Total en Tierra del Fuego planea colocarlos en el mercado interno, aunque descarta que pueda hacerlo a precios de 45 dólares como establece el barril criollo, explica.
El segundo problema se desató por la pandemia de coronavirus. En Tierra del Fuego, había podido continuar con la producción luego de que se decretara la cuarentena, pero el 24 de marzo se detectaron dos casos de COVID19 en la Terminal Gregorio de ENAP, en Chile, por lo que se paralizaron todas las operaciones y la recepción de petróleo a través de camiones desde la Argentina.
De esta forma, se vio obligada a suspender totalmente la producción en su yacimiento San Martín que le genera el 95% de su EBITDA, en el que cuenta una participación del 20,28%, mientras que el resto está en manos de Pluspetrol (25,78%), Crown Point Energy (25,78%), Phoenix Global Resources (12,62%), Desarrollos Petroleros y Ganaderos (11,54%) y SECRA (4%).
Esto también paralizó toda la generación de gas natural asociado en esas áreas en Tierra del Fuego y el consorcio sólo siguió extrayéndolo en los que se focalizan mayoritariamente en el fluido. Así, está inyectando en los gasoductos cerca de 430.000 millones de metros cúbicos por día (MCD), a precios de entre 1,50 y 1,70 dólares por millón de BTU, y 53 metros cúbicos de petróleo liviano asociado (60º) que está almacenando en la planta de Total.
A esto se sumó, que también debió paralizar la producción de sus 15 pozos en su área Cajón de Caballos, en la provincia de Mendoza, debido a que YPF dejó de comprarles a sus proveedores a partir del 1 de abril debido a la reducción de la actividad en su refinería de Luján de Cuyo por el menor consumo de combustibles en el país provocado por la cuarentena.
Algo similar le ocurrió en su bloque Cerro Negro, en Chubut, donde también tuvo que frenar sus actividades debido a la pandemia. La compañía había obtenido el año pasado una autorización de explotación extraordinario por un año que vence el 17 de junio de 2020, cuando Petrominera Chubut debe llamar a licitación para su concesión definitiva.
Finanzas dañadas
La paralización casi total de la producción en sus yacimientos ha dañado el flujo de caja de la compañía, al punto de que la agencia FixScr redujo sus estimaciones a 4,50 millones de dólares para este año.
Sin embargo, Roch estima que su EBITDA para 2020 podría ser de -2 millones de dólares si se mantienen las actuales condiciones, mientras que había registrado 13 millones en 2019.
La empresa está facturando 600.000 dólares por mes antes de impuestos y regalías gracias a la venta de 430.000 MCD de gas natural, algo que podría incrementarse a partir de septiembre cuando pueda volver a cargar petróleo en la Terminal Cruz del Sur.
En tanto, su deuda financiera ascendía a 26,70 millones de dólares a fines de 2019 de la cual el 71% vence durante este año, lo que llevaría su ratio deuda/EBITDA a 5 veces tras la caída de las ventas, de los 1,80x que había registrado en diciembre.
La compañía le había vendido a Interoil su participación del 30% en la concesión de las áreas Chorrillo, Palermo Aike, Campo Bremen, Moy Aike y Océano, en la provincia de Santa Cruz, el 10 de enero.
La compañía noruega le pagó 2,60 millones de dólares al momento de cerrarse la operación y 1 millón más en mayo y agosto de este año. Si bien esto le permitió mejorar su efectivo en caja, la pérdida de estos bloques provocó una reducción del 5% en su generación de EBITDA.
La paralización de sus actividades llevó a la agencia FixScr a bajarle la calificación a sus ON Clase 4 y 5 de BBB (arg) a CCC (arg) y la colocó con perspectiva negativa debido a “la pérdida de flexibilidad financiera asociada al aumento de riesgo de liquidez y de refinanciación”.
Por Hernán Dobry